Tranquilidad en el coche
Una tradición que se resiste a morir, como es la práctica del encaje de bolillos, que está entrelazada con la historia de la Isla de Santa Catarina desde hace más de 270 años, cuando llegaron aquí los primeros habitantes de las Azores. En sus inicios, la confección de encajes era profesión de muchas mujeres, contribuyendo a los ingresos de la familia y durante generaciones, la técnica se transmitió de madres a hijas.
Hoy en día son pocos los niños y jóvenes que se interesan por la artesanía local, pero para que la tradición no se pierda y pueda seguir aportando como fuente de ingresos a las familias, al menos dos proyectos intentan revitalizar la práctica de la artesanía tradicional.